La parábola de las semillas, nos muestra la importancia del ambiente en donde una semilla es plantada. (Lucas 8:5-8)

Podemos hacer incluso un paralelismo con nuestras propias vidas y reflexionar acerca de la importancia del entorno en donde nos desarrollamos.

Cuando la semilla de la historia cayó en «el camino», fue pisoteada. Este lugar representa ambientes donde no se respeta la dignidad, y donde lo valioso puede ser aplastado.

Cuando cayó entre piedras, se secó, porque lugares sin humedad, sin cariño y sin demostraciones de amor consumen poco a poco la vida.

Por su lado, la semilla entre los espinos se ahogó. Espacios donde constantemente algo te hiere terminan asfixiándote emocionalmente.

Pero cuando estuvo en la buena tierra, creció. Con luz, cuidado, y protección tuvo todo lo necesario para crecer y florecer.

Pasar por cada ambiente deja cicatrices, pero también grandes lecciones.

Y por supuesto llega un momento en el que carácter desarrollado permite elegir dónde permanecer.

Estar en caminos con piedras y espinas deja heridas; y aunque es inevitable cruzarse con terrenos difíciles, sí es posible decidir en qué tierra echar raíces para crecer más fuertes…

Y desde ese lugar sano, poder ser también buena tierra para otros: tierra de amor, honra, respeto y cordialidad.

Solo se puede crecer integralmente en una buena tierra.

¿qué semillas plantas cada día?

#reflexiones

Pame Alcázar