Galatas 2:18 «Pues si destruyo algo y luego lo vuelvo a construir, yo mismo soy el culpable»

No vuelvas a construir el viejo sistema que hay fue echado a bajo, dijo Pablo refiriéndose a la ley mosaica que hacia que las personas trataran de ser perfectas delante de Dios, la ley llevaba a la gente a tratar de cumplir todas las exigencias y eso las alejaba del mensaje de la Cruz.

Considero que la advertencia de Pablo es válida en todo sentido. Quizas antes de conocer a Cristo eras iracundo, orgulloso, perezoso, vanidoso o presuntuoso, pero poco a poco la palabra de Dios fue renovando tu manera de ser y te convertiste en una nueva persona.

“Pensé que el viejo hombre había muerto en las aguas del bautismo. Pero descubrí que el infeliz sabía nadar y ahora tengo que matarlo todos los días”, dijo Martín Lutero.

Una de las cosas más hermosas de haber recibo a Cristo, es esa nueva naturaleza que nos regaló llena de amor hacia otros y hacia nosotros mismos. Te imaginas tener la oportunidad de empezar otra vez, en Cristo podemos hacerlo.

Que el Espíritu Santo limpie nuestro interior diariamente y nos ayude a «ahogar» esa vieja naturaleza cada vez que ésta se quiera asomar. No es con fuerza, ni poder, todo es a través del Santo Espíritu de Dios.