LA PROTECCIÓN DE LA CONFESIÓN

«Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos y LIMPIARNOS de toda maldad»

(1 Juan 1:9)

En el sentido opuesto, si NO confesamos nuestras faltas, nos perdemos la oportunidad de recibir Gracia sobre nuestro error (Proverbios 28:13)… Y además acumulamos maldad.

Se predica mucho del perdón, pero ¡que importante es el tema de la Confesión!

Hay consecuencias muy negativas por las faltas no confesadas y continuas.

El amor se enfría a causa de la maldad (Mateo 24:12), no solo en las relaciones humanas, sino también en nuestra relación con Dios, ya que se endurece el corazón y nos volvemos insensibles a su voz (Hebreos 3:13)…

El descaro no aparece de la noche a la mañana. El deterioro moral es progresivo. Se pierde la conciencia del bien y el mal y causamos grandes daños a la sociedad.

Además, existe un daño emocional, un sufrimiento interno cuando guardamos silencio ante un error.

(Salmos 32:3-4)

Todos fallamos, nadie está libre de equivocarse.

Practiquemos con pequeñas faltas, porque si no aprendemos a confesar, la maldad no solo permanecerá, sino que crecerá.

Recordemos que la confesión no solo restaura una relación, sino que evita la contaminación en el corazón.

#reflexión

Pame Alcázar