Si soy justificada por Cristo, honro su sacrificio. No me aprovecho de su salvación.

Entiendo lo que realmente es tener una relación de amor. Respeto la Cruz que me salvó.

Es cierto que cuando fallo no pierdo salvación, pero sí entristezco al Espíritu Santo que habita en mí (Efesios 4:30) y una vida poco espiritual me roba el gozo y el propósito, ¿por qué me privaría de la plenitud y la manifestación de los dones espirituales que le dan sentido dan sentido a mi vida por un placer temporal?

Una vida llena del Espíritu es fascinante, como tener una nueva visión y una percepción distinta que le da un sabor especial a la vida.

Es un tesoro que no se compra, un regalo que no quiero dejar de lado.

#reflexiones

Pame Alcázar