una mejor forma de ver la vida

Alfred North Whitehead fue uno de los matemáticos más importantes del siglo pasado, su biográfica cuenta que tras jubilarse, la Universidad de Harvard le ofreció una catedra en filosofía, este cambio intelectual, le regalaría una mejor forma de ver la vida.

La espontaneidad, la sorpresa y el asombro de vivir están muy lejos de la infalible y rigurosa perfección matemática. El pensador británico necesitaba un cambio, había llegado a ver la vida desde un solo «ángulo».

“A veces para ser otro hay que cambiar de escenarios”

El ambiente y la información recibida por mucho tiempo influyen en nuestra forma de actuar, sentir y pensar.

Fue necesario que Whitehead cambiara de ambiente para recibir nueva información, y escapar así de la prisión matemática que lo llevaba a buscar perfección absoluta, perfección en la que los sentimientos y las emociones propios de la vida no tenían mucha cabida.  

Lo mismo nos sucede cuando caemos en prisiones de religiosidad, preocupados por cumplir una serie de normas, nos asustamos si no estamos haciendo “las cosas correctas”, todo se reduce a formas y rutinas; nos convertimos en “perfectos cumplidores” que ya no saben amar.

No hay reglas generales, ni matemáticas, ni leyes exactas en la vida de un creyente, cuando el Espíritu Santo es quien lidera el corazón de alguien (Gálatas 5:18) sus pasos son guiados (Salmos 23:3) a cumplir la voluntad de Dios, que siempre será buena, perfecta y agradable (Romanos 12:2).

A tomar en cuenta.

Pamela Alcazar