dependencias

Hace algunos años decidí visitar a una psicóloga. Pasé por episodios muy difíciles, necesitaba recibir ayuda adicional.
Recuerdo que al ingresar a la sesión, la profesional iniciaba con una oración. Sus servicios tenían enfoque cristiano, por lo que ella siempre pedía la intervención de Dios.
Fue un tiempo de mucha bendición. Y es que cuando hablamos, sanamos (Santiago 5:16). El Señor pone personas preparadas a nuestro alrededor para ayudarnos. Sin embargo, siempre debemos tener cuidado de cualquier estrecha conexión.
Cuando encontramos apoyo en momentos de debilidad podemos llegar a establecer vínculos de dependencia emocional.
Dios nos quiere sanos pero también fuertes, nunca dependientes 🧡
Sin darme cuenta, yo había empezado a depender de otro ser humano, siempre estaba pendiente de ella, de su ayuda, de su atención. Hasta llegué a sentir ansiedad en mi corazón. Fue entonces cuando Jesús guio mi proceso de recuperación por otra dirección.
«El Señor guía tus pasos.» (Salmos 23:3).
«El sana y venda tus heridas.» (Salmos 147:3).
Cuidado con la dependencia emocional.
La única relación eterna que tendremos será con el Señor. Todo lo terrenal es temporal. A largo o corto plazo nadie sabe lo que puede pasar.
Si tu vida depende de Dios, no habrá vacío en tu corazón. Él traerá siempre una nueva bendición.
(Válido para cualquier área o situación en nuestras vidas)
Pame Alcázar