UN DULCE DESPRECIADO

Hace poco veía al gobernante de una nación siendo maltratado por su esposa. Lo impactante no era solo la actitud de ella, sino el contraste con la manera en la que él se ha comportado en múltiples ocasiones; mostrándole honra, afecto y reconocimiento, frente a una sociedad en donde muchos cuestionan su diferencia de edad.

Todo esto me hizo meditar y trajo a mi mente un proverbio muy real.

«El que está lleno, hasta la miel desprecia; al que tiene hambre, hasta lo amargo le sabe dulce»

(Proverbios 27:7/dhh)

En la vida, todo debe ser equilibrado.

Generalmente no valoramos lo que se tiene tan a la mano. Y cuando hay carencia, incluso lo más amargo parece un regalo.

A Dios no le gustan los extremos.

«No hay que ser tan buenos porque terminamos destruyéndonos a notros mismos. Tampoco tan malos, llenos de necedad. El que teme a Dios evita caer en extremos», nos dice Salomón. (Eclesiastés 7:16-18/ntv)

Oremos por sabiduría.

Hay que saber cuándo dar, cuándo recibir, cuándo callar y cuándo hablar.

No se trata solo de vivir, sino de vivir bien.

Con propósito.

Con equilibrio.

Con Dios al centro.

#reflexiones

Pame Alcázar