Nos podemos decir que creemos en las promesas de Dios, y no confiar en Él.

«Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan» (Hebreos 11:6)

Sin embargo, hay situaciones que se tornan incomprensibles y nos hacen cuestionar aquello por lo cual creímos.

Se vale dudar, más hoy Dios nos recuerda que Él cumplirá.

Y cuanto más incierta sea la situación más nos hace soltar el control.

La consecuencia es una vida que aprende a descansar y vive de verdad una relación de fe y verdad con su Creador.

#reflexión

Pame Alcázar