Una persona puede adoptar una identidad totalmente diferente. El ser humano es cambiante, y esta realidad puede ser para bien o para mal.

Gabriel García Márquez dijo que «nadie nace para siempre, la vida los obliga a parirse a sí mismo una y otra vez, a moldearse, a transformarse».

Quienes recibimos a Cristo como nuestro Salvador, nacemos de nuevo (2 Corintios 5:17).

Y la evidencia de nuestra salvación es la obra de santificación constante del Espíritu Santo que nos hace ser nuevas criaturas. Se va construyendo de a pocos una nueva identidad.

¡Cambiamos! La ternura y humildad empiezan a tomar lugar.

Aunque nada es instantáneo y aunque de cuando en cuando retrocedemos cayendo en antiguas debilidades. El Espíritu Santo nos ayuda.

A veces Dios nos aparta de nuestra vida pasada para poder construir esa identidad nueva, porque esta comprobado que los entornos construyen nuestra identidad.

Quienes están con sus pares, en entornos llenos de santidad, su identidad cristiana se fortalecerá.

Quienes están buscando su proposito, y caminan trabajando en el ello, estan cumpliendo su destino.

Quienes se apartan de la necedad, para buscar la sabiduria. Empiezan a cambiar.

Así se va construyendo una nueva identidad.

Y quienes caminan en su nueva naturaleza, tienen seguridad, paz y serenidad.

#reflexiones

Pame Alcázar