No dejes de señalarme el camino

Cuando era niña solía jugar con mis hermanos mayores, uno de nuestros juegos favoritos era buscar objetos que alguno escondía.
A veces mi papá jugaba con nosotros, él solía indicarme el lugar exacto donde estaba algún objeto, yo era muy temerosa de las caídas y papá lo sabía…
Recuerdo caminar siguiéndolo siempre con la mirada; yo le decía muy bajito «Por favor, no dejes de señalarme el camino».
¡Es por acá, es por acá! Me decía papá…era emocionante y aunque me daba miedo tener posibles rasgaduras la confianza que tenía de que papá me cuidaría y no me mentiría me hacía avanzar segura.
«Te haré Entender y te Enseñaré el CAMINO en que debes andar, sobre ti fijaré mis ojos»
(Salmos 32:8)
Si nuestros padres terrenales nos cuidan y protegen ¿Cuánto más Dios, que dio a Su Unigénito Hijo en rescate por nosotros?
Así que cada día digámosle a Dios «por favor, no dejes de señalarme el camino».
Autor: Aleza Serrano
