Una conocida predicadora contó el caso de Magda una mujer que constantemente oraba por tener una fuente de felicidad.

💭 «Señor te pido que pronto pueda casarme, ya no puedo permanecer en la misma situación» le dijo a Dios. Con el tiempo se casó y entonces tuvo una nueva oración…

💭 «Señor cambia el carácter de este hombre porque no puedo más o lo cambias tu o lo mato yo» dijo entre quejas y risas.

Ya con el tiempo los anhelados hijos llegaron y con ellos mayores cargas y responsabilidades.

💭 Finalmente Magda le pidió a Dios tiempo para sí misma, ella no estaba conforme con nada de lo que tanto pidió.

*Historia adaptada.

Cada etapa trae consigo retos, pruebas de fe y desafíos nada es perfecto en sí mismo pero es a través de esas circunstancias que aprendemos a reconocer donde está nuestra fuente de felicidad.

El apóstol Pablo nos enseñó que su felicidad no dependía de sus circunstancias porque él sabía que ellas podían cambiar de un momento a otro, él confiaba en el favor de Dios en su vida. Su gozo tampoco dependía de un ser humano porque era consciente de que nadie es infalible tampoco eterno.

La fuente de felicidad de Pablo estaba en Cristo 💙

Pablo podía tener gozo aún en medio de sus pruebas porque El Señor derramaba amor y paz en su corazón por medio de su Espiritu Santo (Romanos 5:5) además él era consciente de que los momentos difíciles producen perseverancia, entereza de carácter y esperanza (v. 3) es decir nos convierten en personas más fuertes y eso es muy necesario!

La felicidad no está en algo o en alguien, la felicidad tiene que salir del corazón.

Entreguemos cada día nuestro corazón a Jesús solo El puede transformarlo poco a poco y cuando uno cambia por dentro realmente todo cambia por fuera 😉

Un bonito inicio de semana!

Pame Alcázar