yo estoy a la puerta

“He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Apocalipsis 3:20

Se cuenta de una mujer que tenía un vecino cercano que era un siervo de Dios. Muchas veces él llamó a su puerta para compartir con ella las sagradas escrituras, pero ella sentía  fastidio y simplemente no le abría.

Cuando la familia de esta mujer empezó a pasar problemas económicos, éste vecino preparo amablemente una cesta de víveres y nuevamente tocó la puerta, en esa ocasión sí oyeron sus palabras y recibieron la bendición debido a la carencia de la ocasión. 

Esta familia estuvo abriendo y cerrando la puerta a aquel hombre según les convenía.

Una mañana la mujer despertó sintiéndose aburrida de su ritmo de vida, sentía que nada tenía sentido, había un vacío extraño en su corazón, así que pensó “tal vez mi vecino pueda compartir conmigo esas palabras con las que uno se siente mejor”, pero cuando fue a buscarlo, él ya no estaba, una y otra vez tocó a la puerta pero ya no lo pudo hallar.

La mujer asombrada, preguntó en los alrededores en dónde podía ubicarlo, pero nadie supo darle razón, solo alguien comentó que su tiempo en ese lugar había terminado.

Jesús está a la puerta, siempre  cercano dispuesto a compartir con nosotros sus palabras que dan vida, una y otra vez nos busca, y aun en medio de nuestra ingratitud nos bendice, pero la biblia dice que esto no siempre será así.  

“Buscad al Señor mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cerca” (Isaías 55:6)

Por Aleza Serrano