una historia de servicio

Siempre le pedí a Dios que me mostrara para que era buena. Cuando me preguntaban qué era lo que más me gustaba hacer o cuales eran mis dones o talentos, mis respuestas eran muy superficiales.

Con el tiempo aprendí que cuando conoces a qué eres sensible, se levanta en ti una firme determinación por hacer algo para remediar el dolor de otros, cuando conoces cuales son los dones que Dios te ha dado, puedes caminar con pasión en la vida. Aprendí también que cuando involucras a Dios en tus caminos, sin duda guiará tu pasos hacia sus propósitos santos. Me gustaría compartir una historia de servicio, que me ayudó a conocerme mejor; fue la respuesta a mi oración.

En el año 2010, fui convocada para apoyar en la actividad de servicio “perros guías para invidentes”, se requería a una guía interprete para llevar a tres invidentes peruanos hasta Michigan – Estados Unidos. Al recibir la llamada no me mostré muy interesada, no consideraba ser la persona idónea para este tipo de ayuda, no era traductora profesional y no tenía los recursos económicos, el servicio implicaba ausentarme de mis actividades laborales y en suma todo era muy complicado en ese momento. Yo nunca había interactuado con personas invidentes, y realmente no me sentía capacitada para poder apoyarlos; pero cuando los conocí todo cambio, recuerdo ese día, uno de ellos busco mi mano y me dio las gracias por anticipado por apoyarlos en su sueño, nada estaba definido aún pero ellos tenían mucha esperanza; me conmoví tanto que acepte el reto sin pensarlo dos veces. El camino no fue fácil, pero de una forma milagrosa todo se acomodó; personas, organizaciones y empresas se fueron sumando a la causa, y cuando menos lo esperamos ya estábamos juntos en un avión, listos para empezar una aventura que jamás olvidaríamos.

Conviví un mes con invidentes de distintos países, aprendí mucho de este mundo de aparente oscuridad, conocí sus frustraciones, sus alegrías, disfrute mucho poder servirlos, fue un privilegio caminar con ellos y apoyarlos en la defensa de sus derechos. No regrese igual a Lima, algo cambió dentro de mí, una nueva vida empezó. Entendí que para cumplir los nuevos sueños que Dios había puesto en mí, debía seguir estudiando, prepararme, ser paciente y muy perseverante. En el tiempo, otras puertas se fueron abriendo en distintos rubros relacionados a la cooperación en favor de los mas necesitados, pero yo ya tenia claro cual era el sentido de vida que tanto había pedido, todo comenzó con una sincera oración. Por su Gracia, Dios ha seguido guiándome, y confió nunca dejará de hacerlo. 

Se puede servir al Señor Jesús de distintas maneras, pero todos sirven al mismo Señor. Se pueden realizar distintas actividades, pero es el mismo Dios quien da a cada uno la habilidad de hacerlas. Dios nos enseña que, cuando el Espíritu Santo nos da alguna capacidad especial, lo hace para que procuremos el bien de los demás. (1 Corintios 12:5-7)

Pame Alcázar