y sus debilidades se convirtieron en fortalezas

La mitología griega nos habla del nacimiento de Aquiles, cuenta la historia que su madre Tetis intentó hacerlo inmortal sumergiéndolo en las aguas del rio Estigia. Ella lo sostenía por el talón derecho para sumergirlo en la corriente y por lo tanto ese punto se tornó vulnerable, siendo la única zona en la que Aquiles podría ser herido.

Hoy la expresión “el talón de Aquiles” refiere a la parte débil o vulnerable de una persona, es el punto donde la persona se siente más frágil, sin tener dominio suficiente para controlar una determinada situación.

Aquiles era un guerrero fuerte aparentemente invencible seguramente todo lo que hacía prosperaba hasta que una flecha en su talón lo derrumbó. Así puede que haya alguna área en tu vida que sea muy débil, un área en la que te equivocas mucho, en la que no sabes cómo controlarte, quizás persistes en tu error o te mantienes enfocada en no cambiar.  “El fuego prueba y purifica el oro” quizás Dios permita que pasemos por momentos muy difíciles para que seamos conscientes de nuestra necesidad de cambio; cuando hemos permanecido con determinada conducta por mucho tiempo terminamos viéndola común y nos cuesta entender la necesidad que tenemos de mejorar.

Hebreos 11:34 hablando de los héroes de la Fe dice que “….sus debilidades se convirtieron en fortalezas. Llegaron a ser poderosos en batalla e hicieron huir a ejércitos enteros”. La biblia nos relata historias de hombres que fueron transformados en mejores personas por la intervención de la Gracia de Dios, esa gracia que cambia la condición del corazón. Claro está que quien no quiera cambiar siempre encontrará excusas y quien anhele una transformación trabajará en ello. No se puede echar vino nuevo en odres viejos (Mateo 9:17), es necesario ser firmes y determinados para hacer los cambios necesarios para nuestra propia mejoría y bienestar, es lo que nos toca. Sin embargo, no solo se trata de cambiar nuestra conducta, necesitamos cambiar la dirección de nuestros corazones y para eso necesitamos Gracia Divina; por nuestros propios esfuerzos no podemos cambiar nuestra condición humana.  Los pecados y las grietas de carácter son fruto del corazón, bien dice que lo que sale de la boca viene del corazón y el corazón solo puede ser mudado por la Gracia de Jesús. 

Acepta tu talón de Aquiles, trabaja en tu carácter  y acércate confiadamente al trono de la Gracia, allí encontrarás el oportuno socorro (Hebreos 4:16).

Pamela Alcázar